Todos nacemos con "Esa" capacidad. Esa capacidad de mencionar lo que no tiene nombre. Pero es un camino difícil y doloroso.
Es una capacidad que se pierde con el tiempo, que se comprime y se sepulta muy adentro nuestro y nos da miedo liberar, como si fuera una fiera. Sería difícil también vivir en un mundo de fieras, sería riesgoso.
Pero, ¿no sería un mundo feliz?
No.
No sería un mundo feliz. No habría felicidad ni infelicidad, no habría nada. Sería un libre transcurrir del tiempo. Eterno. No habría ni vida ni muerte, solamente un caudal desmesurado de energía, en continua transformación.
Felicidad es sentirnos amados; por los demás o por nosotros mismos. Y amar es encauzar, y empaquetar; es cercenar. Es enjaular la fiera.
Por eso el cristianismo. El paradigma mayor es crucificar al mesías. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Hay que enjaular a las fieras.
La felicidad provoca infelicidad. Aquello que nos trae el amor, es al mismo tiempo el sufrimiento de la fiera. Y no podemos dejar de sufrir. O sufre el hombre o sufre la fiera. Si queremos ser amados, nos empaquetamos. y si amamos, empaquetamos.
De vez en cuando lo que que no tiene nombre palpita adentro nuestro y quiere salir. Ruge, porque tiene hambre. Gime, convalesciente. Y nosotros tenemos miedo.
De que mate.De que nos mate. De que nos maten. Nos ponemos la piel de cordero y nos comemos ese papel.
El dolor aparece cuando nos damos cuenta.
buena reflexion...
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