lunes, 24 de enero de 2011

Cada palabra es un filo que segmenta la energía; recorta objetos en la masa amorfa de lo que percibimos.
La palabra es luz. Nos permite ver, nos permite entender y no naufragar.
La fiera no sabe de luz. La fiera es ciega y arrolladora.
Lo difícil, lo doloroso, es encontrar el puente, el paso, el estado de duermevela.

viernes, 7 de enero de 2011

Soy el millar de seres que pasaron por acá. Cada palabra de mi boca, invoca a quienes son en mí, y me funde en el espacio.
Como un río en curso constante, también soy en otros, y todo es un caos especular.
No existe el molde ni el acabado. Aquello que entró por mis ojos, lo que alguna vez escuché, la tierra impregnada en mis manos, lo que comí ayer, todo es parte de mí y a la vez es parte de otros.
Nunca hubo bordes. Nos concentramos y nos volvemos a disolver.
Ni es el azar ni es el destino. Sólo fluir. La tijera es el nombre, que creamos con la ilusión de una plenitud que se muere en los contrastes.

miércoles, 5 de enero de 2011

El cuerpo es un lugar hermoso. Me gusta estar acá.
Muchas veces me pregunto por la ínfima diferencia entre sentirme y palparlo. Y vuelvo siempre a una respuesta temporal: la distancia está en la experiencia, que cambia a cada segundo.
Cada marca es una huella, por donde pasaron otros cuerpos, el afuera y mi propio ser. Cada marca de hoy, habla de ayer. Un espejo termina siendo un cómplice, nuestro mayor confidente.
El cuerpo se ensucia y se lava. Se agrieta y vuelve a sanar. Pero nunca quiebra el tiempo.
Mi cuerpo es un puente. Lo más tierno y lo más burdo, lo más llano y lo más profundo se amalgaman en los cuerpos.
Puedo amarme y odiarme. Me hago carne de ese puente.

lunes, 3 de enero de 2011

Todos nacemos con "Esa" capacidad. Esa capacidad de mencionar lo que no tiene nombre. Pero es un camino difícil y doloroso.
Es una capacidad que se pierde con el tiempo, que se comprime y se sepulta muy adentro nuestro y nos da miedo liberar, como si fuera una fiera. Sería difícil también vivir en un mundo de fieras, sería riesgoso.
Pero, ¿no sería un mundo feliz?
No.
No sería un mundo feliz. No habría felicidad ni infelicidad, no habría nada. Sería un libre transcurrir del tiempo. Eterno. No habría ni vida ni muerte, solamente un caudal desmesurado de energía, en continua transformación.
Felicidad es sentirnos amados; por los demás o por nosotros mismos. Y amar es encauzar, y empaquetar; es cercenar. Es enjaular la fiera.
Por eso el cristianismo. El paradigma mayor es crucificar al mesías. Ama a tu prójimo como a ti mismo. Hay que enjaular a las fieras.
La felicidad provoca infelicidad. Aquello que nos trae el amor, es al mismo tiempo el sufrimiento de la fiera. Y no podemos dejar de sufrir. O sufre el hombre o sufre la fiera. Si queremos ser amados, nos empaquetamos. y si amamos, empaquetamos.
De vez en cuando lo que que no tiene nombre palpita adentro nuestro y quiere salir. Ruge, porque tiene hambre. Gime, convalesciente. Y nosotros tenemos miedo.
De que mate.De que nos mate. De que nos maten. Nos ponemos la piel de cordero y nos comemos ese papel.
El dolor aparece cuando nos damos cuenta.